miércoles, 9 de diciembre de 2020

El triunfo del Mejor

 “Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:37

En las competencias deportivas es común escuchar decir: “que gane el mejor.” Pero ¿quién es el mejor? ¿El que gana aunque haga trampa? ¿El más fuerte? ¿El que tiene la mejor estrategia? ¿El que aprovecha las debilidades del oponente? ¿El que ataca o defiende mejor? Claro que en los deportes también es posible perder. Pero si se pierde, siempre hay otra oportunidad para recuperarse, para mejorar, para cambiar jugadores y volver a la senda del triunfo.

Es evidente que nuestro texto bíblico no fue escrito para que pensemos en los deportes. Aquí oímos que hubo una lucha y un campo de batalla en el que dos fuerzas se enfrentaron, pero sólo una pudo cantar victoria y coronarse como vencedora. En ese momento se reveló a todo el mundo el nombre “de aquel que nos amó.” Es el nombre de Jesús, quien vino al mundo como uno de nosotros para que todos nosotros, al conocerlo, caminemos junto a él. En esto se revela que Jesús nos ama: en que siendo Hijo de Dios se acercó a la humanidad sin marcar diferencias. Jesús establece su campamento en medio de nuestra realidad. El lugar donde Jesús lucha y vence es su cruz, por eso es gloriosa. Pero esa cruz, que significó la muerte para él, para nosotros es vida. Por su muerte logra la victoria, y nos la entrega declarándonos vencedores. En medio de las debilidades, tristezas, sufrimiento, oposición o traiciones que podamos vivir, afirmamos que somos vencedores. Así, como él cargó su cruz, nosotros cargamos la nuestra y luchamos con la convicción que, en Cristo, todo es posible.

Por: CPTLN