martes, 15 de septiembre de 2020

Luz


 

“Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:19-20


Muchos de nosotros queremos más de lo que necesitamos. Esto es parte de la condición humana. Y porque queremos más y más de lo que necesitamos, no deseamos el pan de cada día tanto como deseamos una panadería que esté abierta las 24 horas del día todos los días del año.

Esa clase de actitud no comienza y termina con el deseo de comer, sino que también afecta otros aspectos de nuestra vida.

Hay personas que no se contentan con dormir bien a la noche, o con tener una vivienda, sino que quisieran tener la garantía de que todo les va a ir bien en la vida, y que no van a tener problemas.

Razón por la cual creo que podemos aprender una lección de las luciérnagas.

Las luciérnagas son insectos voladores que generan luz para iluminar por dónde van. Entienda bien: ellas no generan luz para iluminar TODO el camino. No, a medida que van avanzando, van generando suficiente luz para iluminar el siguiente paso.

En resumen, las luciérnagas no generan un montón de luz, sino lo necesario para seguir avanzando. De esto podemos aprender que, en vez de preocuparnos por cosas que están mucho más allá de nuestro alcance, debemos confiar en el Señor.

¿Por qué? Porque su vida perfecta, su terrible muerte, y su gloriosa resurrección de entre los muertos, nos dice que él cumple su Palabra. Si Jesús dice “estaré con ustedes siempre”, es porque él está y va a estar con nosotros siempre.

Su presencia es suficiente para llevarnos a través del futuro desconocido (para nosotros) a nuestra bendecida eternidad.

Por: CPTLN