jueves, 16 de julio de 2020

Feliz

“Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta. Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño. Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad. Me dije: ‘Confesaré al Señor mi rebeldía’, y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Por eso, todos tus fieles orarán a ti mientras puedas ser hallado. Aunque sufran una gran inundación, las aguas no los alcanzarán. ¡Tú eres mi refugio! ¡Tú me libras de la angustia! ¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!” Salmo 32:1-2; 5-7

“Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta” (Salmo 32:1). Sí, feliz porque la culpa ya no pesa, y el miedo al castigo ya no persigue. Feliz por poder recomenzar a partir del perdón divino. Feliz pues no hay más condenación para los que están en Jesucristo el Salvador, el justo que dio su vida por los pecadores. Feliz porque, cuando sobrevienen las olas del sufrimiento, estamos bajo el cuidado de Dios, quien nos ama, protege y perdona. ¡Feliz!

Por: CPTL