“Pero os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5:22).
Es muy fácil perder la paciencia, enfadarnos y descalificar a un hermano con un equivalente de la palabra “necio”: estúpido, idiota, tonto… y ya hemos pecado. Cuanta más confianza, más fácil es que se nos escape una palabra así en un momento de mucha tensión. La ira descontrolada es muy fea. Es primo hermano del odio. Este es el contexto de nuestro versículo. Jesús acaba de decir: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio, pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano…” (Mateo 5:21-22). La ira, palabras feas, la descalificación, el odio, el asesinato forman una progresión de pecado que empieza con el enfado descontrolado y termina muy mal si no entra el temor de Dios en nuestro corazón. Si no está controlada, la ira termina con el hermano muerto y nosotros en el infierno. Esto es lo que el Señor Jesús ha dicho. No vamos a desviarnos modificando sus palabras para que quepan dentro de nuestra teología evangélica. Las dejamos tal cual, y pedimos a Dios que nos ayude a usar el poder de su Espíritu en nosotros para controlarnos.
Padre amado, qué frágil soy. Cuánto necesito tu ayuda para no perder la paciencia, sobre todo cuando tengo prisa o cuando una persona me ha provocado ya muchas veces. Dame sabiduría para evitar situaciones de tentación. Dame amor que no dependa de nada. Ayúdame a tratar a otros como tú me has tratado a mí. Nunca me has descalificado. Nunca me has llamado estúpida, idiota o tonta. ¡Tu paciencia conmigo ha sido ejemplar! Ayúdame a reflexionar sobre tu ejemplo y tratar a mis hermanos con cariño y respeto, porque tú los amas, y si les hago daño, te lo hago a ti. Y si peco con la boca, que lo confiese y lo rectifique con el hermano cuanto antes. En el nombre de Jesús, amén.
Enviado por el Hno. Mario Caballero