jueves, 25 de junio de 2020

Jesús, el Hijo de Dios, reflexionar

Leer | Lucas 22.66-71

Jesús se llamaba a sí mismo, tanto el Hijo del Hombre como el Hijo de Dios. El primer título enfatizaba su humanidad; el segundo su deidad. Él es la única persona que fue Dios y hombre a la vez. Al marcharse del cielo, dejó a un lado su gloria divina y tomó sobre sí el manto de humanidad (Fil 2.6, 7). ¿Quiénes reconocieron su naturaleza divina?

Ángeles. En el nacimiento de Cristo, el ángel Gabriel le dijo a María que ella daría a luz a un hijo cuyo nombre sería el Hijo de Dios (Lc 1.26-35).

Dios el Padre. Cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán, el Padre celestial declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt 3.17), y más tarde, ordenó a los presentes que le escucharan (17.5).

Satanás y los demonios. Satanás retó a Jesús a usar sus poderes sobrenaturales para eludir el plan de Dios. Más adelante en el mismo capítulo, los demonios vieron a Jesús y dieron alaridos diciendo que Él era el Hijo de Dios (Lc 4.1-34).

Los discípulos. Cuando estos hombres vieron a Jesús caminar sobre el agua en medio de la tormenta, lo adoraron y concluyeron que era el Hijo de Dios (Mt 14.25-33). Más tarde, Pedro declaró: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (16.16).

Marta. Cuando Jesús resucitó a Lázaro, su hermana Marta dijo: “Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo” (Jn 11.27).

El mundo necesita entender quién es Jesús. ¿A quién puede usted hablar de su divinidad?

Por Min. En Contacto