“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mat. 16:18).
Rebobinando, Jesús preguntó a Pedro: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 15, 16). Entonces Jesús le dijo: “Tú eres Pedro, y sobre está roca edificaré mi iglesia”. No dice “sobre ti”, sino sobre esta roca”. ¿Quién es la roca? ¿Jesús o Pedro? Este debate ha durado muchos siglos. ¿Quién es Jesús y quién es Pedro?
Pedro mismo lo aclara: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa…” (1 Pedro 2:4-6). Somos piedras vivas in el Templo de Dios, tanto nosotros como Cristo, pero Cristo es la piedra del ángulo. Pedro está citando Is. 28:16 que dice: “Jehová el Señor dice sí: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable”. ¡Evidentemente la profecía se refiere a Cristo, no a Pedro! Él es el fundamento y la Iglesia está construida sobre Él.
Pedro sigue: “La piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo” (piedra del coronamiento, NIV, 1 Ped. 2:7). Cristo es la piedra del coronamiento, la última piedra, la que soporta el edificio, y también la piedra del ángulo. Es la primera piedra y la última, el principio y el fin, el Alfa y la Omega. Pedro está citando Salmo 118:22. El Versículo siguiente dice: “Este es el día que hizo Jehová, ¡regocijémonos en él!”, el día de la venida de Cristo. Cuando Él se ponga en su lugar como la piedra del coronamiento, la Iglesia de Dios estará terminada y Dios la llenará de su gloria shekinah: “¡Haré temblar a todas las naciones! Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor este casa, dice el Señor Todopoderoso (Hageo 2:7, NVI). “Las riquezas de las naciones” son los salvos de toda nación del mundo, tesoros vivos, piedras preciosas. Vendrán y formarán parte de la Iglesia de Dios, de su Santo Templo compuesto de piedras vivas. Por eso la gloria de esta Casa será mayor que la gloria del templo de Jerusalén, porque una Iglesia compuesta de los redimidos de todas la naciones del mundo es más gloriosa que un edificio! “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:9).
Zacarías también habló del Templo Santo, de la Iglesia de Cristo: “¿Quién te crees tú, gigantesca montaña?” ¡Parecería imposible terminar el Templo! “Ante Zorobabel solo serás una llanura”. Dios hará lo imposible para que Zorobabel, símbolo de Jesús, termine su Iglesia. “Él sacará la piedra principal”, literalmente “la piedra clave”, en arquitectura, la piedra del coronamiento, “entre gritos del alabanza a su belleza” (Zac. 4:7, NVI). Cuando el Templo finalmente esté terminado todo el mundo alabará a Dios al ver su suma belleza. Jesús es la Piedra del Ángulo y la Piedra del Coronamiento, y nosotros somos las piedras vivas. Juntos componemos el Templo de Dios. Cuando Él vuelva como la última Piedra, la que sujeta todas las otras piedras, la Iglesia será terminada. En Aquel Día, todos, al ver su belleza dirán: “¡Gracia, gracia a ella”. Será la obra magna de la gracia de Dios.
Enviado por el Hno. Mario Caballero