viernes, 22 de mayo de 2020

Honestidad y justicia

“Ese día les ordené a sus jueces: ‘Presten atención a sus hermanos. Sean justos con cada uno de ellos, y con los extranjeros. Al dictar sentencia, no hagan distinción de personas, sino que deben atender lo mismo al débil que al poderoso. No tengan miedo de nadie, porque el juicio es de Dios. Si se les presenta un caso difícil, pásenmelo a mí, y yo lo atenderé.'”
Deuteronomio 1:16-17
En el libro de Deuteronomio, que significa “segunda ley”, están registradas las palabras con que Moisés comunicó a todo Israel cuando estaban en el desierto, al este del río Jordán, lo que el Señor les había ordenado que cumplieran. Les dijo: “Al dictar sentencia, no hagan distinción de personas, sino que deben atender lo mismo al débil que al poderoso” (Deuteronomio 1:17a).
Estas palabras son también válidas para cada uno de nosotros. Debemos mirar a cada persona, rica o pobre, analfabeta o erudita, de la misma manera. Pues: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28). Tengamos, pues, ese mismo sentir que tuvo Jesucristo y reflejemos el cuidado, la preocupación, la responsabilidad y el amor de quienes luchan y esperan un reino de justicia y paz.
Por CPTLN