miércoles, 29 de abril de 2020

Reflexión de hoy

Las obras del Espíritu Santo

“Pero os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).
Convence de pecado: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).
Regenera; nos ha hecho nacer a la familia de Dios: “Habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Aba, Padre!” (Rom. 8: 15). “Nos salvó… por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5).
Nos da seguridad de salvación e identidad como hijos de Dios: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Rom. 8: 16).
Supera el pecado y la muerte: “La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Rom. 8:2).
Nos da poder para matar las obras de la carne: “Si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Rom. 8: 13).
Nos da poder para testificar: “Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos” (Hechos 1:8).
Habla al creyente y a las iglesias: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 2:7).
Intercede al Padre por nosotros: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Rom. 8:26).
Guía: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Rom. 8:14).
Prohíbe, dirige en cuanto a lo que no hemos de hacer: “Les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió” (Hechos 16:6-7).
Es nuestro andar e informa nuestra vida: “No hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Rom. 8:1).
Nos enseña: “Enviaste tu buen Espíritu para enseñarnos” (Neh. 9:20).
Consuela: “y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador” (Juan 14: 16).
Nos revela las cosas de Dios: “Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Cor. 2:10).
Hace la obra de Dios: “No con ejército, no con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac. 4:6).
Gracias, Padre, y gracias, Señor Jesús, por mandarnos el bendito Espíritu. Amén.
Enviado por el Hno. Mario Caballero