“En ese momento se les abrieron los ojos, y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ‘¿Acaso no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?'” Lucas 24:31-32
Un antiguo dicho popular dice: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”. Jesús fue conocido en su época por andar con personas de mala fama, por comer con pecadores, e incluso por romper reglas al sanar durante el día de reposo. Sin embargo, él no se preocupaba por su reputación, sino por las personas: por los dolientes, los pecadores, los enfermos, los angustiados, los que tenían ansias por una vida de paz. Para todos ellos Jesús fue, es y seguirá siendo, la mejor compañía.
Caminar con Jesús es caminar en el camino del Mesías que fue resucitado y nos da la salvación. Dos discípulos iban de camino a una aldea llamada Emaús, Jesús se acercó y los iba acompañando. “Y se decían el uno al otro: ¿Acaso no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lucas 24:32). Camina con Jesús, y que arda tu corazón.
Caminar con Jesús es caminar en el camino del Mesías que fue resucitado y nos da la salvación. Dos discípulos iban de camino a una aldea llamada Emaús, Jesús se acercó y los iba acompañando. “Y se decían el uno al otro: ¿Acaso no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lucas 24:32). Camina con Jesús, y que arda tu corazón.
Por CPTLN