lunes, 16 de marzo de 2020

¿Quién fué?

Leer (Juan 9:1-12)

Rabí, ¿quién pecó para que éste haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres? Juan 9:2
De niños jugábamos a la pelota en la calle, bastante amplia por cierto, aunque a veces nuestro entusiasmo pasaba los límites que nos habíamos marcados, y terminábamos rompiendo algún vidrio de la casa de un vecino. “¿Quién fue?” El vecino quería encontrar al culpable para que pagara los daños.
“¿Quién fue el culpable?”, le preguntaron los discípulos a Jesús. Pero más que buscar un culpable para pagar los daños, los discípulos estaban confundidos teológicamente, según la creencia religiosa popular de aquel entonces, y quizás un poco también de algunos hoy en día: porque si sufres una desgracia, es porque cometiste un pecado serio.
Un ciego de nacimiento produce un conflicto con esta enseñanza, porque si los padres son culpables, ¿por qué tiene que pagar el hijo? Y si el hijo es culpable, ¿cómo puede pecar desde el vientre de su madre?
Ciertamente, a veces sufrimos las consecuencias de nuestras malas decisiones y de nuestros pecados. Pero la enseñanza de Jesús abarca más, va más profundo, hasta tocar la raíz de nuestra corrupción. Todos somos pecadores, todos sufrimos, ya sea en mayor o menor grado.
La respuesta de Jesús podría haber sido: ¿Y eso que importa? ¿De qué sirve saber quién fue, o por qué lo hizo? ¿En qué ayudaría eso? Sin embargo, Jesús no se pregunta si hubo un culpable o por qué sucedió, sino para qué sucedió, e inmediatamente da la respuesta: para manifestar la gloria de Dios.
El ciego de nacimiento, sin saberlo, vivió en sufrimiento para que Dios pudiera mostrarle ahora mucho más de lo que sus ojos  pueden ver.
Entonces, en tus sufrimientos, espera. Jesús pasará por tu vida para mostrarte su gloria en una forma que no te imaginas, mucho más allá de lo que puedes percibir con tus sentidos.
Ayúdame a confiar, Padre, en que tu misericordia se manifestará aún más de lo que hoy puedo ver. Amén.
Por: CPTLN