Leer | Juan 17.17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad
Puesto que Dios desea relacionarse con nosotros, debemos conocerlo. En la Biblia encontramos el registro de sus palabras, sus intervenciones en la historia, y su venida en la persona de Jesucristo. De este libro obtenemos nuestro conocimiento del Padre celestial.
¡Qué increíble pensar que toda esta obra fue recopilada por la pluma de 40 hombres diferentes que escribieron en tres idiomas, en tres continentes, y a lo largo de 1.500 años! Reunamos a un grupo de historiadores de una generación, y no encontraremos la uniformidad de enseñanzas que se encuentran en las Sagradas Escrituras.
Cada libro de la Biblia refleja la personalidad y la historia de su escritor. Moisés fue el líder político de los israelitas en el desierto; Daniel fue ascendido al rango de primer ministro estando cautivo en Babilonia; y Pablo, el culto exfariseo, dictó cartas desde la prisión. Pero cada palabra de la Biblia es fiel al tema central de Dios: Su amor redime a quienes invocan su nombre.
En 2 Pedro 1.21 vemos que Dios mismo habló a través de cada escritor. En algunos casos, el Espíritu Santo traía a la mente detalles esenciales (Jn 14.26), como el material transmitido oralmente para formar el Antiguo Testamento o los evangelios. Y para hacer posible la escritura de profecías, salmos y epístolas, el Espíritu de Dios reveló verdades importantes (16.15).
El Padre celestial le ama, y quiere que pase la eternidad con Él. Por esta razón, utilizó hombres de todas las condiciones para escribir su mensaje del evangelio. Lea su invitación para usted.
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