¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre! ¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila.” Salmo 103:1-5
Cuando pasamos por una crisis en la vida, corremos el riesgo de olvidar cuán bueno es Dios. El salmista quería huir de esa amnesia, por ello escribió: “¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones!” (Salmo 103:2).
¿Cuáles son esas bendiciones que recibimos? Dios nos perdona todos los pecados, nos llena la vida de cosas buenas, nos bendice con amor y bondad, juzga a favor de los oprimidos, no se irrita fácilmente y no nos castiga como lo merecemos. Entonces, si estás pasando por una crisis o un momento difícil, no te olvides que Dios sigue siendo amoroso.
Por CPTLN