“No piensas lo de Dios sino lo de los hombres” (Mat. 16:23).
Después de la confesión de Pedro cuando reconoce que Jesús es “el Mesías, el Hijo del Dios viviente” (v. 16), Jesús empezó a preparar a sus discípulos para la Cruz: “Desde entonces Jesús comenzó a declarar a sus discípulos que debía ir a Jerusalem y padecer muchos de parte de los ancianos…y ser muerto, y ser resucitado al tercer día” (v. 21). Pedro se horrorizó: “Señor, ten compasión de Ti. De ningún modo te suceda esto” (v. 22), y Jesús le respondió: “…Me eres tropiezo, pues no piensas lo de Dios sino lo de los hombres” (v. 23). Vamos a pararnos aquí para analizar esta frase lleno de significado. ¿Qué quería decir Jesús con “no piensas lo de Dios, sino lo de los hombres”? Significa tener una mentalidad humana, carnal, mundana; es pensar igual que todos los demás en lugar de pensar cómo Dios piensa. Esta es la cuestión: ¿Pensamos como la gente del mundo o pensamos como Dios? ¿Tenemos una mentalidad carnal o una mentalidad cristiana?
Pedro pensaba que ya que Jesús era el Mesías, el Rey, debería acceder al poder como todos los reyes: derrocar el gobierno actual y establecerse como Rey. Podría incluso usar la fuerza, si era necesario, o conseguir el poder poniendo las multitudes de su parte como hacen los políticos. Esta es la mentalidad humana. La de Cristo es muy diferente, es la mentalidad de la Cruz, ¡no solo para sí mismo, sino también para todos sus seguidores!: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame” (v. 24).
La mentalidad popular es buscar lo que nos interesa. La espiritual es negarnos a nosotros mismos. La carnal es usar nuestra vida para nuestros fines. La espiritual es desprendernos de nuestra vida para servir a Dios. Jesús dijo a continuación: “El que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mi, la hallará” (v. 25). Según la mentalidad mundana la vida vale más que el alma. No valora el alma. ¡Algunos incluso ignoran que tengan alma! La mentalidad espiritual es que no importa lo que pasa con mi vida con tal de salvar mi alma: “Pues, ¿qué provecho sacará el hombre si gana todo el mundo, pero malogra su alma? O, ¿qué dará el hombre a cambio de su alma?” (v. 26). La mentalidad carnal es que esta vida lo es todo. La mentalidad espiritual es que hay que sacrificar esta vida para la otra: “Porque el Hijo del Hombre está al venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta” (v. 27). Los de este mundo no valoren la vida venidera. Todo su empeño es en vivir bien ahora, tener ahora, prosperar ahora, pasarlo bien ahora, en un palabra, es ¡reinar ahora!, no después de la Cruz. Quiere todo ya. La persona carnal no sacrificaría el presente por amor al futuro.
Jesús estaba presentando argumentos para cambiar el enfoque de Pedro. ¿Qué mentalidad es la mía? ¿Valoro el Reino de Dios, el día cuando “el Hijo del Hombre vendrá en su reino”, o quiero el plato de lentejas ahora? ¿Para ti es más importante tu bienestar en esta vida que en la otra? Pedro aprendió la lección, y abrazó su cruz. Y, según la tradición, años más tarde literalmente sufrió la muerte de cruz.“Oh Dios, ayúdanos a valorar las cosas eternas, a tener la perspectiva correcta, a ser sensatos y pensar en la eternidad, y estar dispuestos a sufrir aquí para reinar allí. Amén”.
Enviado por: Hno. Mario Caballero