Leer | Hebreos 3.7-9
Dios llama constantemente a sus hijos, pero la condición de cada corazón determina el resultado. Quienes tienen un corazón tierno y sensible escuchan su voz, y se rinden a Él en obediencia; pero quienes tienen un corazón endurecido resisten sus advertencias e instrucciones. Curiosamente, al escuchar la misma voz, la reacción de los creyentes será diferente.
Puesto que el endurecimiento es un proceso lento que está acompañado a menudo de excusas y justificaciones, es posible que las señales de peligro no sean reconocidas de inmediato. ¿Cómo responde usted cuando el Señor le habla por medio de su Palabra, de su conciencia, o de mensajes basados en la Palabra? Piense detenidamente en las siguientes características de un corazón endurecido:
• Insensibilidad o resistencia a lo que el Señor dice.
• Rechazo a la autoridad de Dios.
• Desobediencia.
• Justificación de la conducta pecaminosa.
• Resistencia a la corrección de los demás.
• Preocupación por las cosas de este mundo (carrera, relaciones, bienes materiales).
• Poco interés en los asuntos espirituales.
• Indiferencia por la lectura de la Biblia y oración.
• Evasión de la adoración colectiva (reunión con otros creyentes).
• Rechazo a la autoridad de Dios.
• Desobediencia.
• Justificación de la conducta pecaminosa.
• Resistencia a la corrección de los demás.
• Preocupación por las cosas de este mundo (carrera, relaciones, bienes materiales).
• Poco interés en los asuntos espirituales.
• Indiferencia por la lectura de la Biblia y oración.
• Evasión de la adoración colectiva (reunión con otros creyentes).
Un corazón endurecido no tiene por qué mantenerse inflexible. Si usted ha identificado en su vida cualquiera de las características mencionadas, comience hoy mismo a volver al Señor. Pídale que le dé un corazón nuevo y el deseo de conocerle (Jer 24.7). Recuerde que Él se especializa en hacer nuevas todas las cosas (2 Co 5.17).
Por: Min. En Contacto