martes, 20 de agosto de 2019

Todo lo hace bien

Te alabo porque tus obras son formidables, porque todo lo que haces es maravilloso. ¡De esto estoy plenamente convencido! Salmo 139:14
Cuando éramos niños, a la mayoría de nosotros nos gustaban los dibujos animados. Incluso ahora, aunque no nos guste confesarlo, algunos no resistimos la tentación de abrir, antes que nada, la página de la tira cómica del periódico.
Si recuerda algunos personajes favoritos de los dibujos animados, notará que tienen algo en común: casi todos estos están dibujados con tan solo tres dedos y un pulgar en cada mano.
Recientemente conversé con un viejo dibujante, quien dice haber trabajado para Disney, y me comentó que esos personajes fueron dibujados así por dos razones: una, porque le ahorra tiempo al dibujante, y otra, porque la omisión pocas veces es notada por la audiencia.
Es una muy simple, honesta y obvia respuesta, pues la humanidad siempre trata de encontrar la forma más simple y fácil de hacer las cosas.
Al escribir esta devoción me doy cuenta que estoy muy agradecido a Dios porque no siguió el ejemplo de la humanidad. La mayoría de nosotros hemos sido bendecidos con cuatro dedos y un pulgar en ambas manos, tanto en la derecha como en la izquierda.
Dios no escatimó esfuerzos al hacernos, aunque bien podría haberlo hecho. Después de todo, él es Dios, pero él no obra de esa forma. Cuando Dios hizo el universo, lo llenó con un inmenso espacio sin poblar y una multitud de galaxias en rotación.
Y porque Dios no escatima esfuerzos, podemos decir que todo lo que hace lo hace muy bien. Cuando nos creó nos hizo perfectos, y cuando envió a su Hijo al mundo para que se sacrificara por nosotros, su sacrificio también fue perfecto. Tan perfecto, que derrotó el pecado, la muerte y el diablo.
La próxima vez que vea dibujos animados con personajes con tres dedos, recuerde que Dios, a diferencia de nosotros, todo lo hace bien.
Por CPTLN