Es una lucha diaria estar en el dolor o sentirse enfermo por dentro mientras te ves bien por fuera. Y muchos ni siquiera conocen ó creen la situación. Pero como Jesús nos enseñó a perdonar y amar. Confíamos en Dios y en su amor, Él es perfecto, hemos sido recipiente de su poder sanador tantas veces; pero también nos ha enseñado sobre someternos a su soberanía, aunque a veces no entendamos o deseemos otra cosa. Sea lo que sea Él sigue siendo Dios, mi Dios. Amén. Dios nos bendiga hoy y siempre. Amén.