lunes, 27 de febrero de 2017

Una pregunta legítima

Una pregunta legítima
(Mateo 9:14-15)

Los discípulos de Juan se le acercaron entonces, y le preguntaron: ‘¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no?’ Mateo 9:14

Hay preguntas retóricas (las que no necesitan respuestas), hay preguntas capciosas (hechas con el fin de incomodar a alguien), hay preguntas tontas que no merecen respuesta, y hay preguntas legítimas que requieren una respuesta sabia.
La respuesta de Jesús fue sabia, pero no fue fácil de entender para los discípulos de Juan. Era de esperar que los seguidores de un líder religioso -como los de Juan-ayunaran. También era de esperar que los discípulos de los fariseos ayunaran, porque eso era parte de la religión. Entonces, ¿por qué con Jesús las cosas eran diferentes?
Jesús no fue un líder religioso como todos los demás. Él era el “novio” que había venido a pagarle al padre un alto precio por la “novia”, nosotros. Jesús y los discípulos tenían que concentrarse ahora en otra cosa. Ya vendría el tiempo del ayuno, cuando Jesús fuera quitado de ellos, muerto y sepultado. Mientras tanto, en vez de recluirse, vivieron tiempos de celebración, de enseñanza y aprendizaje, de sanación, de sorpresa en sorpresa con los milagros. Porque con Jesús las cosas son diferentes, nuevas para siempre.
noviadecristo
Siendo el “novio”, Jesús nos corteja, porque nos ama. Su declaración de amor fue tan convincente que dejó la vida en ella. La cruz y la tumba fueron su sello de compromiso. Como “novio”, Jesús no nos propuso una cita para tener una aventura con nosotros, sino para, con el mayor respeto, desposarnos para siempre. Jesús sí que es un novio ejemplar. Lo dejó todo para vivir con nosotros para siempre, bajo un mismo techo, metiéndosenos bajo la piel, haciendo latir nuestro corazón al ritmo de su amor.

Gracias, Padre, por enviarnos al prometido. Ayúdanos a someternos a su voluntad. Amén.

CPTLN