El poder motivador de la gracia
Algunos
cristianos tienen dificultades con la doctrina de la gracia, porque
piensan que es una licencia para pecar. Parece demasiado fácil creer
en Jesús y luego hacer lo que uno quiera. Pero, ¿no tienen todavía
los creyentes que vivir de cierta manera para poder agradar al Señor?
El problema con este razonamiento es que mezcla el legalismo con la
gracia, al decir: “Claro, somos salvos por gracia, pero después de
la salvación, hay que obedecer las reglas para mantenerse en el
favor de Dios”. Esa forma de pensar elimina la esencia de la gracia
y corrompe el mensaje de esperanza.
Lo que
necesitamos comprender es que la gracia es mejor motivación que la
ley. Cuando usted tiene que comportarse bien para agradar al Señor,
la culpa se convierte en su compañera constante, ya que nunca podrá
ser lo suficientemente bueno. Cada vez que deje de estar a la altura
de sus propias expectativas, podrá poner en duda que Dios le ama, o
incluso preguntarse si realmente es salvo. Dios no quiere que vivamos
cautivos de nuestras obras. Ya hemos recibido su aceptación, y no
hay nada más que podamos añadir.
La gracia
no solo nos libera de la culpa, sino que también nos motiva a
obedecer y a servir al Señor con amor y gratitud por todo lo que Él
ha hecho por nosotros.
¿Está
usted afanado haciendo cosas para agradar a Dios? Si es así,
probablemente esté agotado. Cuando comience a vivir en su gracia, se
sentirá vigorizado porque la obediencia y el servicio serán el
resultado natural del amor de Dios. En vez de un sentimiento de
culpa, usted tendrá gozo y gratitud.
Por Min. En Contacto