LO QUE PABLO NO DIJO A TITO
“Pablo, a Tito, verdadero hijo en la común fe” (Tito 1:1, 4).
“Amado Tito, te dejé en Creta para predicar y disfrutar de la comunión con los hermanos. En vista de los problemas en la iglesia, causados ciertamente por el carácter “especial” de los cretenses, tu responsabilidad es amarles y aceptarles tal como son. El amor cubre multitud de pecados. Dirigirte directamente a los problemas de la iglesia molestaría innecesariamente a la gente. Solo serviría para provocar en ellos las reacciones carnales típicas de ellos, y algunos podrían hasta dejar la iglesia. Obviamente esto no lo queremos. Ya sabes que mi lema es: “Pasar por alto las dificultades y esperar que desaparezcan”. En lugar de confrontar, tienes que amar, animar y edificar. Este es el acercamiento correcto. El perdón es la clave para las buenas relaciones.
Los que quieren llevar la iglesia al judaísmo insisten en la necesidad de la circuncisión. Pasan horas hablando acerca de mitos judíos. Sé comprensivo con ellos. Son problemáticos, pero no lo pueden evitar. Como digo siempre: “Genio y figura, hasta la sepultura”. Nadie puede cambiar su carácter. Así que permite que prediquen y participen en las reuniones de iglesia, porque tienen muchos seguidores y oponerte a ellos podría provocar una división de iglesia y dar mal testimonio hacia los de fuera. Tienes que amarles, aceptarles y tolerar sus ideas. Todos tenemos que trabajar juntos en amor y armonía. La unidad se base en la aceptación y la tolerancia. No deberíamos ser tan orgullosos que creemos tener toda la verdad. Hemos de dejar espacio para otros que piensan de otra manera. Estos hermanos llamados “conflictivos” tienen muchos dones y habilidades, y hay que animarles a usarlos.
Evita conflictos, confrontaciones, temas que levantan polémica, choques de personalidad. No debes hablar de sentimientos lastimados y desacuerdos del pasado, de diferencias de opinión, y problemas y ofensas sin resolver de hace años. ¡Deja el pasado y sigue adelante con ánimo! No hay nadie perfecto; que el que no tiene pecado tire la primera piedra. Ayuda a los que son conflictivos y agresivos a encontrar sus ministerios y servir efectivamente en la vida de la iglesia. Recuerda, todos somos cristianos, todos hermanos en la fe, y todos vamos al cielo. Así que todos tenemos que trabajar juntos en armonía. Sigue con el programa de enseñanza y evangelización. Anima a todo el mundo a participar y a ayudar, aportando sus ideas acerca del proyecto de la iglesia y sus metas. Hay espacio para todos. Haz que esta iglesia sea un modelo de la unidad en medio de la diversidad”.
¡NADA DE ESTO ES LO QUE PABLO DICE! La unidad no viene sacrificando la verdad y la santidad; no se consigue por tolerar el pecado. Lo que Pablo sí dice es: “Exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (v. 9); “tapar la boca a los que son contumaces” (v. 11); “reprenderlos duramente” (v. 13). La iglesia de Cristo está compuesta por los que han reconocido, confesado y dejado atrás su pecado para desarrollar el carácter del Cristo y así servir en la iglesia con un espíritu de sumisión y humildad.
Por David Burt