VERDADERA ESPIRITUALIDAD
“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestra Padre que está en los cielos” (Mat. 6:1).
Podemos dar la impresión de ser realmente espirituales porque estamos comprometidos con la iglesia, o porque conocemos bien las Escrituras. Brillamos en estas áreas. Pero la
verdadera medida de nuestra estatura espiritual es cómo estamos con las personas que son difíciles de soportar. ¿Las amamos? ¿Y qué tal nuestra relación con las personas “insignificantes”? ¿Hacemos cosas para ellos que nadie ve, favores, llamadas, visitas, oraciones, regalos, dinero, tiempo? ¿Damos de nosotros mismos a personas que no pueden darnos nada? Es para estas cosas que vamos a recibir nuestra recompensa en el Cielo, por nuestro Padre que lo ve.
Todo lo bueno tiene que tener su recompensa, o bien por las personas o bien por Dios, porque Dios es justo. ¿Cuál de las dos clases de recompensa preferimos? ¿Cuál me satisface más? ¿Realmente significa mucho para mí que mi Padre que está en los Cielos mira abajo y ve lo que hago y me sonríe? ¿O quiero el aplauso de las multitudes? No puedo tener las dos cosas.
Por David Burt