En los pueblos aún algunos conservan sentarse para hacer tertulias en las plazas, calles, fuera de los hogares o dentro manteniendo lo familiar, cultural y esencia de sus raíces ciertamente deben tener satisfacción y contentamiento en ello. En otros casos sería muy provechoso si se mantuviera en temas de interés para enseñar o aprender según el caso. Con el paso de los años se a incrementado pero en su lado despectivo, criticón de murmuración incluso intencionalmente burlona, humillante y dañina, afectando la credibilidad y/o testimonio, cabe mencionar en cierto modo por muchos justificada "el mundo no es para débiles".
A ello podemos responder que más bien la debilidad está en el interior de quien en su exterior se vale o necesita de menospreciar y perjudicar el testimonio de otro para sentirse bien consigo mismo, aceptado en grupo o simplemente hacer algo en el argot social que está "in". La Palabra de Dios hace sin número de menciones en prohibición de ello y que el no hacerlo nos hace bienaventurado.
Decide abandonar hoy la prácticar de "encarnecer" a otros, poniendo guarda a tu boca, es decir, asumir control sobre lo que hablas.
Salmos 1 )1C) Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de encarnecedores se ha sentado