viernes, 23 de agosto de 2013

Creciendo en santidad por medio del matrimonio

CRECIENDO EN SANTIDAD POR MEDIO DEL MATRIMONIO

“Maridos, amad a vuestras mujeres… para santificarla… a fin de… que no tuviese ni mancha ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Ef. 5:25-27).

Esta es la finalidad de la relación amorosa entre el marido y su esposa, la santificación. Vamos a abundar un poco más en la aplicación de este tema. La pregunta es: ¿Cómo puede yo ser santificada en la relación que tengo con mi marido? ¿Qué pasa si él es mala persona? No importa cómo sea el matrimonio, en los propósitos de Dios es cultivo de santificación para que yo pueda ser más santa, más separada para Dios, y menos carnal.

Más como Cristo:
Vamos a poner en el peor de lo casos, que mi marido es un ogro. Por medio de cómo respondo a él, puedo crecer para ser cada vez más como Cristo. Es una buena escuela para cultivar la paciencia. Puedo llegar a ser humilde, controlada, estable y feliz, a pesar de todo lo que me rodea. ¡Tengo amplio campo para aprender a perdonar! Cristo es perdonador. Puedo aprender a orar e interceder por él. Puedo cambiar para ser cada vez más compasiva y llena de fe y esperanza, creyendo que Dios obra todo para bien y que su amor puede transformar aun a esta persona. Aprendo a amar a pesar de la persona, como Dios ama. Aprendo a quitar la viga de mi ojo para sacar la mota del suyo. Puedo ser respetuosa a pesar de cómo es él, no porque ha ganado mi respeto, sino por el lugar que ocupa, de la misma manera que, por ejemplo, respeto a un policía malo por la autoridad que se le ha concedido, no por su persona. En lugar de apoyarme en mi marido, aprendo a apoyarme en Dios y sacar mi autoestima de lo que Él piensa de mí y no de lo que mi marido me dice. Aprendo a defenderme correctamente y a respetarme a mí misma por la obra que ha hecho Cristo en mí, a estar segura y confiada como persona porque Dios está conmigo y me ama.
 
Menos como yo: 
¿Cómo era yo en la carne cuando me casé con esta persona? Pues, ¡todo esto el Señor quiere cambiar y me ha puesto en este matrimonio para hacerlo! ¿Antes eres histérica? ¿Montaba dramones? ¿Lloraba de pena por mí misma? ¿Era negativa, criticona? Puede ser que fuera de armas tomar, mandona, controladora, manipuladora. El Señor quiere limar mis defectos, eliminarlos, y transformarme, ¡para que me asombre por la obra que ha hecho! Puede ser que creía que no era nada, que no valía, ¡y ahora tengo un marido que me lo confirma! Puede que el Señor quiera cambiar este chip y reformar mi manera de pensar para que piense conforme a lo que dice su Palabra. Si antes era independiente y hacía lo que me parecía, puedo aprender a ajustarme a mi marido y respetar su autoridad. ¡Menuda transformación! Todo esto el Señor pretende lograr por medio de mi matrimonio para que al final yo sea dulce, apacible y radiante en el amor de Dios, ¡preparada para mi Nuevo Marido!

Enviador por hno. Caballero