En la actualidad con tantas personas ocupándose de verse jóven, luciendo bien, comiendo saludable, haciendo ejercicios, cirujías, en lo cual no diferimos, el creyente debe mantener su meta clara que gracias a Jesús aún que este cuerpo físico pase por muerte, el alma no la retiene la tumba, sino que es salva y eterna. Si hay preocupación de guardar rigorosamente una disciplina diaria para bienestar y salud cuanto más hay que mantenerla guardando y prácticando la Palabra, que da a nuestra alma la belleza por la salvación, el gozo del Espíritu Santo, la Paz de Jesús, el don de Dios, la fortaleza física y espiritual, la unción, gracia y autoridad divina para sobrellevar y vencer la carne, el mundo y las huestes de maldad. En relación a la muerte espiritual destituídos para siempre de la Gloria de Dios hay que evitarla para ello Dios nos proporciona qué hacer, cuando dice guardar la Palabra no es solo en el corazón, es en la renovación del pensamiento y siendo hacedores de ella. DTB