martes, 7 de agosto de 2012

Devocional


Isaías 33:22

Porque el SEñOR es nuestro guía; el SEñOR es nuestro gobernante. El SEñOR es nuestro rey: ¡Él nos salvará!

Que elementos de autoridad están presentes en este solo verso bíblico. Notemos que dice nuestra guía. Desde el inicio de nuestras vidas experimentamos la ayuda de guías, padres, familiares, maestros, buenos amigos, pastores, etc.. Guía también lo vemos representamos en el volante de un auto, nos ayuda a darle dirección, como la luz del faro, dá dirección en medio de la oscuridad a los navegantes, en el turismo está el guía, dirige la excursión llevando al grupo por un lugar establecido y de seguridad. Vemos presente al Señor como nuestra guía, nos dirige, nos lleva por el lugar establecido y seguro./ También lo presenta como gobernante quien representa al pueblo, quien lleva al pueblo al orden y cumplimiento de las leyes, normas y éticas sociales que brindan una adecuada convivencia general como comunidades, pueblos, países. Dios es nuestro gobernante. El rige su gobierno no solo en el cielo, todo lo que acontece en la tierra ya fue determinado y decido Él. Nuestro gobernante celestial nos representa, es Dios de orden que nos enseña a vivir en orden y disciplina conforme sus estatutos, haciéndonos valer el cumplimiento de sus leyes, normas y éticas del más alto estándar para con nuestros semejantes. El es nuestro Rey. Un Rey es totalitario en lo que hace, los demás están a su entera disponibilidad, disposición y servicio de obedecer y rendir cuentas en la mayordomía así como administración. Un día el Rey nos llamará a su presencia para que rindamos buenas cuentas durante el tiempo de nuestro servicio y obediencia. Y al final que alivio Él nos salvará. Ahí entra la majestuosidad divina de la misericordia, regalo de su Gracia en Jesucristo. Un mundo pérdido por uno nuevo, una carne corrupta por una incorruptible, un alma destituída de su presencia, por un alma eternamente en compañerismo y disfrutando de su Gloria. Sé que puedes ampliar esta breve reflexión. Disfrutemos escudriñar la Palabra de Dios.