jueves, 26 de julio de 2012

Las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. 2 Corintios 10:4
El enemigo del alma es un ser espiritual para destruir sus fortalezas debemos hacer uso de las armas espirituales disponibles de parte de Dios para vencer.