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lunes, 31 de julio de 2017
domingo, 23 de julio de 2017
lunes, 17 de julio de 2017
La senda de la Paz
La senda de la Paz
Leer | FILIPENSES 4.6,7
Todos tenemos responsabilidades, ya sean con el trabajo, la familia, la comunidad o la iglesia, y con razón podemos sentir algo de preocupación acerca de cómo cumplir con estos compromisos. Pero cuando a nuestra preocupación natural le falta equilibrio, el resultado es la ansiedad.
Aunque Pablo enfrentó pruebas extremas (2 Co 11.23-28), podía decir: “Por nada estéis afanosos”. Entendía que la ansiedad revela falta de fe —no es posible estar ansioso y al mismo tiempo confiar en Dios. El desasosiego también agota las energías, divide la mente y entorpece el servicio efectivo al Señor, porque mantenemos nuestro enfoque en nosotros mismos, en vez de en Dios.
Para mantener el equilibrio en cuanto a las preocupaciones, debemos presentar nuestras peticiones a Dios (Fil 4.6), quien está listo y dispuesto para encargarse de cualquier preocupación que le traigamos. Hacemos esto por medio de…
• La oración. La palabra griega implica adoración a Dios y el reconocimiento de sus atributos, no expresión de pensamientos llenos de pánico.
• El ruego. Nuestro clamor humilde comunica nuestra total dependencia del Dios todopoderoso.
• La acción de gracias. Debemos acercarnos a Dios, no con reproches o quejas, sino con gratitud
porque Él usará finalmente la dificultad para nuestro bien, como lo ha prometido (Ro 8.28).
Filipenses 4.7 dice que si traemos nuestras peticiones a Dios, el resultado será su paz maravillosa e inefable. Siendo así, debemos aprender a ir a Él primero, y no dejarlo como el último recurso.
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domingo, 9 de julio de 2017
viernes, 7 de julio de 2017
El poder divino del creyente
El poder divino del creyente
Leer | JUAN 16.5-15
En Mateo 13.11, el Señor Jesús dijo a sus discípulos: “A vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”. Como seguidores de Cristo, nosotros, también, tenemos el privilegio de conocer todas las verdades que Dios ha querido revelar en las Sagradas Escrituras.
Pero ¿siente algunas veces que otros creyentes han logrado resolver el misterio de cómo regocijarse en medio del sufrimiento, vencer el pecado, perdonar lo imperdonable o vivir una vida de amor de maneras que usted todavía no ha descubierto?
Si esa es su situación, entonces le tengo buenas noticias: el secreto para vivir la vida cristiana es llegar a ser un buen amigo del Espíritu Santo. Él tiene todas las cualidades para ese rol, y no le defraudará. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es alguien en quien podemos apoyarnos, quien nos ayuda a tomar las decisiones correctas, y con quien podemos compartir nuestros sentimientos más profundos (Jn 14.17; 16.13; 2 Co 13.14).
Pero el Espíritu Santo ofrece a los creyentes mucho más. Él nos ama, nos protege y nos ayuda cuando oramos. También actúa en y a través de nosotros con poder divino, y nos ayuda a ser como Jesús.
El Espíritu de Dios es una persona con quien podemos tener una relación personal, y que desea lo mejor para nosotros. Pídale que se haga evidente en su vida por medio de las Sagradas Escrituras, y esté preparado para tener a un amigo como ningún otro en la Tierra —uno que está con usted todo el tiempo, susurrándole la misericordia del Padre celestial y el amor del Salvador para con usted.
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jueves, 6 de julio de 2017
¿Quién es el Espíritu Santo?
¿Quién es el Espíritu Santo?
Leer | JUAN 14.16-18
Si le preguntaran a usted quién es el Espíritu Santo, ¿diría que es una energía o una persona? La Biblia enseña claramente que el Espíritu de Dios es una persona, y Él…
• Es un miembro de la Deidad. La Trinidad está formada por Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo.
• Actúa como una persona. Él vive, da testimonio, enseña, convence, guía y habla.• Tiene una personalidad, que se manifiesta por medio de conocimiento, pensamientos, voluntad y palabras.
• Tiene varios nombres, entre ellos: Espíritu de Santidad, Espíritu de Cristo y Espíritu de Dios, todos los cuales indican su naturaleza divina.
• Puede ser tratado —o maltratado— como cualquier persona: Se le puede mentir, resistir, obedecer y llamar.
Sin embargo, muchos creyentes no creen que el Espíritu de Dios sea alguien a quien pueden conocer. Quizás estos cristianos han interpretado mal los versículos que hablan del “Espíritu Santo”, o han recibido una enseñanza incompleta acerca de Él. O, tal vez, cuando leen acerca de su poder, asumen que “poder” es todo lo que Él es. Incluso, pudiera ser que su iglesia se ha concentrado en el Padre y/o en el Hijo, dejando fuera al Espíritu Santo.
Si creemos cualquier cosa que no sea lo que la Biblia enseña sobre el Espíritu Santo, entonces no experimentaremos la vida que Dios quiso que tuviéramos.
La solución es fácil: pida al Espíritu Santo que le indique mediante la Biblia quién es Él, para que pueda conocerlo en toda su plenitud. Él es quien le ayudará a encontrar en Cristo una vida radiante, poderosa, placentera y victoriosa.
Por Min. En Contacto
martes, 4 de julio de 2017
Libertad en Cristo
Libertad en Cristo
Leer | JUAN 8.36
Durante este día, los estadounidenses estarán celebrando la libertad, y con razón. Es uno de los fundamentos esenciales de su nación. Pero uno pudiera preguntarse: De todos los que celebran la libertad, ¿cuántos, en realidad, la están experimentando?
Es verdad que muchos están viviendo el sueño americano. Tienen una profesión bien remunerada y una bella casa, gracias en parte a la libertad política, pero su “búsqueda de la felicidad” no ha sido satisfecha. Esto se debe a que muchas personas siguen siendo prisioneras internamente, a pesar de su éxito aparente. Están atadas por la ansiedad y la depresión, o por el temor de perder aquello por lo cual trabajaron. No importa qué tanta libertad parezca tenerse externamente, al final descubrimos que la libertad tiene que producirse por dentro. Pero, ¿cómo tenerla?
La respuesta es Jesucristo. Isaías 61.1 profetizó un aspecto clave del ministerio del Señor, que sigue vigente: “Vino para sanar a los quebrantados de corazón y dar libertad a los cautivos”. Cuando ponemos la fe en Él como Salvador, se rompen las cadenas que nos han privado del gozo. Somos libertados de las mentiras que han sido programadas en nuestras mentes, y comenzamos a ver las cosas desde la perspectiva divina. Entonces descubrimos que nuestras necesidades, deseos y bienestar, descansan seguros en los brazos de un Padre celestial que nos ama.
¿Está usted sintiendo el peso de la ansiedad o del enojo? Mire a Jesús, el autor y perfeccionador de su fe, y recuerde que “¡hoy es el día de salvación!” (2 Co 6.2 NVI). El día en que usted pone su fe en Jesucristo es el día en que Él le hace libre del temor, y abre sus ojos para que se vea tal como es realmente.
Por Min. En Contacto
domingo, 2 de julio de 2017
Recursos de esta semana
Introducción al Tercer Trimestre E.B.D.
La apostasía en la Iglesia
Humillados tema del Mensaje Pastoral
Evento de Julio
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