EN MIS PRUEBAS DURAS
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados…
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Rom. 8:28, 29).
Todo lo que pasa en mi vida aquí,
Mi Dios lo prepara para bien de mí,
En mis pruebas duras, Dios es siempre
fiel,
Pues, ¿por qué las dudas? Yo descanso en
Él.
Plagas y la muerte hay en derredor;
Ordenó mi suerte El que es Dios de amor.
Ni una sola flecha me podrá dañar;
Si Él no lo permite, no me alcanzará.
A los que a Dios aman
Todo ayuda a bien,
Esto es mi consuelo,
Esto es mi sostén.
“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que
murió; más bien, el que también resucitó, el que además está a la diestra de
Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de
Cristo? ¿Tribulación, o angustia?… Antes en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de él que nos amó” (v. 34, 35, 37).
Del amor divino, ¿quién me apartará?
Escondido en Cristo, ¿quién me tocará?
Si Dios justifica, ¿quién condenará?
Cristo por mi aboga, ¿quién me acusará?
Más que vencedores aun en aflicción,
Nada nos separa del amor de Dios.
En mis pruebas duras, Dios está haciéndome más como
Jesús (27). Él suplirá todas mis necesidades (v. 32). Nadie me condenará (v.
33). Jesús está intercediendo por mí (v. 34). Dios me está amando (v. 35). Yo
saldré vencedora con creces (v. 37). Nada puede separarme del amor de Dios (v.
39). Por lo tanto, no permitas que el enemigo te acuse de que todo es por tu
culpa y, como culpable, no puedes acercarte a Dios, porque eres indigna, que
Dios no te está amando, sino castigando. En absoluto. Dios, en su amorosa
soberanía ha permitido esta prueba y su amor por ti te sostendrá. Vive en ella.
Si en parte es por tu culpa, confiesa tu pecado, recibe el perdón por medio de
aquel que te amó y se entregó a la muerte por ti. Ve en sus intercesiones a tu
favor su fiel amor. Bajará el cielo todo lo que necesitas, porque te ama,
porque en amor te escogió para ser su amada hija. A los que aman a Dios y a aquellos a los que
Dios ama, todo ayuda a bien.
Enviado: Hno. Caballero