viernes, 26 de septiembre de 2014

La persecución de pacificadores

LA PERSECUCIÓN DE PACIFICADORES


“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos” (Mat. 5:9-12).

            Jesús vino para empezar una maravillosa religión de amor, de perdonar, de servir con humildad, de amar hasta a los enemigos y hacerles bien; una de honrar, obedecer,  y someterse a las autoridades locales, nacionales, y al rey. Iba enseñando la ley del amor, sanando a los enfermos, dando de comer a los hambrientos, consolando a los abatidos, y predicando buenas nuevas a los pobres. ¿Por qué, entonces, fue perseguido y por qué sigue siendo perseguido el cristianismo?

            Porque es exclusiva. No se somete a ningún sistema político como supremo, cuando éste se coloca por encima de Dios y prohíbe obedecer su Ley, o cuando exige lo que Dios prohíbe. Los primeros
cristianos morían porque confesaron a Cristo como Señor y no al César. Y porque el cristianismo no reconoce como válida ninguna otra religión: hay un solo Camino a Dios. Su ética está en conflicto con la de la sociedad y la denuncia como pecaminosa; expone sus valores como corruptos. El cristianismo, como el judaísmo antes, siempre ha estado en conflicto con la religión y la política, cuando aquella haya sido idolátrica o atea, y cuando ésta haya ocupado el lugar de Dios. Daniel fue al foso de los leones por no adorar al rey como Dios, y sus tres amigos al horno de fuego por no adorar al ídolo que él levantó. Juan el Bautista fue muerto por denunciar el pecado del rey. El Señor Jesús fue crucificado por las autoridades políticas, por confesar ser Rey, y por las autoridades religiosas por confesar ser el Hijo de Dios. Sus pretensiones chocaron frontalmente con la religión y la política porque le colocaban por encima de ambas. Todos sus discípulos fueron encarcelados o matados y la iglesia ha sido perseguida desde su incepción. Y el creyente, lo mismo: su primera lealtad, por encima de toda otra es a Dios como supremo.

            El Siglo XX vio más mártires cristianos que en todos los siglos anteriores juntos y el Siglo XXI se presenta peor. En España, la iglesia puede vivir en paz siempre que no denuncie la ética como mala y perversa. De momento no tiene problemas con la política, porque todo el mundo la denuncia como corrupta, pero la ética es otra cosa. Si disciplinas físicamente a tu hijo de acuerdo con las Escrituras, puedes tener problemas. Si enseñas que la familia está compuesta de un hombre, una mujer y sus hijos, tendrás problemas. Y puede ser que el día no está muy lejos en que si denuncias la homosexualidad como perversión tendrás problemas muy serios. Y ¿qué pasa con el Islam? ¿Podrán convivir el cristianismo y el Islam cuando éste llegue a ser cada vez más poderoso? ¿Puede ser reconocido su dios como el Dios verdadero? ¿Y qué pasará dentro la iglesia misma cuando ésta tiene cultos ecuménicos en conjunto con el Islam o cuando celebra bodas entre dos personas del mismo sexo? El cristiano fiel debe empezar a prepararse para la persecución en Europa, porque posiblemente no esté muy lejos. Nuestros hermanos de Oriente Medio, Asia y África están pagando el último precio en fidelidad al Señor. ¿Estamos preparados a seguir su ejemplo?  


Por David Burt